martes, 30 de marzo de 2010



Yo me pOngo La camiseta POR EL JUICIO Y CASTIGO!

Durante días eternos convivimos con el miedo, la angustia, el no saber, el sospechar, con conocidos y desconocidos, con amigos que están, con gente que se fue, con ganas, con euforia, con banderas, transpirando en el pogo, o apretujados en una valla.

Viajamos, nos conocimos, nos enamoramos, lloramos, reímos, nos emborrachamos, nos olvidamos, volvimos a cero, y terminamos siempre unidos por lo mismo.

cuatro años después, con todos los cambios que eso implica, sólo me queda agradecer lo aprendido, lo sufrido, lo inimaginablemente grande que fue haber vivido todo esto, porque después de todo, “puedes volverte un bello recuerdo, o gritar de una vez, cuando sufro un dolor, es cuando más aprendo!”.

Solo queda por decir

DALE GABY!!!!

Escucha hermano lo que el viento del Sur nos trae. Entre cielo y Tierra hay un lugar Allá en Sur, muy lejos de acá, Tan lejos que muchos quieren olvidar Algunos porque han sufrido, otros por miedo quizás Pero lo cierto es que allá esta. El olvido no tiene distancia Aunque ellos quieran olvidar No saben o no entienden Que el recuerdo ya se gano su lugar. "¿Quien es aquel que se pueda olvidar?" Que entre Roca, Tierra y Mar" La Sangre de nuestros Hermanos esta". "Quien se llame "Argentino Patriota" Todavía puede, escuchar Los gritos de Nuestros Hermanos, que allá están Escucha, hermano los gritos de ellos Ni la Lejanía, ni el Tiempo los harán callar, Escucha hermano lo que gritan Escucha que te hará Vibrar. Gritan que volvamos con la Bandera, Para volverla a Izar. Escucha Argentino sus gritos Son porque no pueden descansar". "Soy Argentino y Patriota" y no puedo olvidar. "No soy ni juez ni Jurado, porque no soy quien para Juzgar" pero escucho el grito de mis hermanos que en las Islas Malvinas estén, no quieren el porque ni las razones, Solo quieren la Bandera en su lugar, ellos quieren "La Patria y la Soberanía" en las Islas, para poder descansar, "Escucha Hermano sus Gritos Son de Dolor y Soledad". Soy Argentino y Patriota y también necesito Gritar, Para todos aquellos que se quieran olvidar" ¡Que le. Sangre de los Nuestros ya fue derramada, y no para que se Olvide o Archive, Sino para que se recuerde, que "Las Malvinas", También son la, "Patria, la Bandera y Soberanía Nacional Escucha Argentino, Aunque no quieras escuchar, Los Gritos de los Nuestros no han de Cesar, ¡Solo encontraran el descanso en las Islas, "AL pie del Pabellón Nacional"




NUNCA OLVIDARSE DE LOS HEROES CAIDOS EN MALVINAS
LAS MALVINAS SON Y SERAN POR SIEMPRE ARGENTINAS

...Hoy tengo que decirte papá el tiempo nada cambiara estaremos siempre juntos todo el tiempo sin parar... Hoy tengo que decirte papá te quiero mas que a nadie y cuando estoy a tu lado todo el miedo ya se va Voy a crecer a tu gran tamaño y el mundo vere como tú te comprendere mucho mas y mejor y la vida venceré Hoy tengo que decirte papá el tiempo nada cambiará estaremos siempre juntos todo el tiempo y sin parar... Feliz cumple pá! te amO!

lunes, 22 de marzo de 2010

NO HABRA MANTO DE OLVIDO





A 34 años del Golpe Genocida
30.000 compañeros detenidos-desaparecidos Presentes!
A 4 AÑOS de la desaparición de Julio López
Exigimos al Gobierno su Aparición con Vida YA!
No a la Impunidad de ayer y de hoy
Basta de represión y patotas contra los que luchan
Basta de Genocidas en las calles! Cárcel común, efectiva y perpetua para todos!
Restitución de la identidad a los jóvenes apropiados: que se abran los archivos de la dictadura!
No a las leyes antiterroristas! No a la militarización de los conflictos!
Libertad a los presos políticos! Amnistía o desprocesamiento a los luchadores populares!


...Memoria, Verdad y Justicia...

NUNCA MÁS!!!!

viernes, 19 de marzo de 2010






Ésta es la "libertad" de expresión que promueve el Servicio Penitenciario Federal para trasladar a los genocidas.La
foto fue tomada mientras un fotógrafo de Página 12 intentaba cumplir con su trabajo y fotografiar a los genocidas de la ESMA y a Videla. Así los "cuidan" a ellos, así nos descuidan a nosotros...Foto: Santiago García, H.I.J.O.S.




Se quiso esconder, lo taparon sus amigos del Servicio Penitenciario, pero
no puede escapar de la condena social. VIDELA GENOCIDA: CÁRCEL COMÚN, PERPETUA Y EFECTIVA YA! Foto: Pepe Mateos

Argentina: Juicio ESMA. Astiz se auto-declara democrático y republicano (hijo de puta)





Alfredo Astiz reivindicó el Terrorismo de Estado en el juicio por los crímenes en la ESMA.
El ex marino justificó la represión ilegal con discursos de Perón sobre la necesidad de “exterminar terroristas”. Dijo que la Justicia responde al Ejecutivo y que hay “un ataque organizado y sistemático al grupo de personas que combatió al terrorismo”. Por Diego Martínez Alfredo Astiz declaró ayer durante setenta y ocho minutos ante el tribunal que lo juzga por delitos de lesa humanidad en la ESMA. No negó los crímenes que le imputan. No mostró arrepentimiento. No pidió perdón. Admitió los hechos a su manera. Con discursos de Perón sobre la necesidad de “exterminar terroristas”. Con los decretos de aniquilamiento de Luder, Cafiero & Ruckauf. Con un supuesto “apoyo de la sociedad, reflejado en el periodismo de la época”. Afirmó con esmerado rostro adusto que Néstor Kirchner dio en 2003 “un golpe de Estado” al designar “una nueva mayoría automática” en la Corte Suprema de Justicia, aseguró que el Poder Judicial responde “a las órdenes del Ejecutivo”, que existe “un ataque organizado y sistemático al grupo de personas que combatió al terrorismo” y advirtió que “los responsables e implicados en esta persecución deberán responder en el futuro”, frase significativa para quien se ufanó de ser “el hombre mejor preparado para matar políticos o periodistas”. Hoy a las o­nce tendrá la palabra Jorge Acosta, ex jefe de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3. La jornada comenzó con forcejeos en la vereda de Comodoro Py, donde agentes de la Federal se avalanzaron sobre un camarógrafo de la agencia Reuters para impedirle tomar imágenes del dictador Jorge Videla. El papelón continuó a la tarde, con malabarismos de los penitenciarios que trasladan a los represores para impedir que los reporteros hicieran su trabajo. El fotógrafo de Página/12 tuvo que disparar su cámara con una Itaka pegada al pecho. Los camarógrafos presentes, de canales que curiosamente no cubrieron la declaración de Astiz, aseguran que Videla y los imputados de la ESMA partieron rumbo a Campo de Mayo y Marcos Paz, respectivamente, en el mismo camión del Servicio Penitenciario. Menos formal que sus camaradas, con jean y pulóver, Astiz caminó hasta la silla reservada a los testigos con el vaso de agua en una mano y una carpeta celeste en la otra. Se sentó, miró hacia la bandeja superior en busca de cariño y se dispuso a dar sus datos. –¿Apodos? –preguntó el juez Daniel Obligado. –Alfredo –respondió el hombre, que infiltrado en las Madres de Plaza de Mayo se hacía llamar Gustavo Niño. –¿Grado militar? –Capitán de fragata –mintió, pues lo perdió tras ostentar ante una periodista sus dotes como asesino. Luego leyó en castellano borrascoso un discurso de catorce carillas, que más tarde distribuyó un camarada. Astiz se definió como “democrático y profundamente republicano” y dijo no compartir ideales con ningún totalitarismo, incluido el nacional-socialismo, al que considera “de izquierda (sic)”. Luego intentó dar cátedra sobre terrorismo. Recordó la Tricontinental de 1966, la Organización Latinoamericana de Solidaridad y la Junta Coordinadora Revolucionaria en 1974, con la que consideró instituida “una organización terrorista continental dirigida por la Unión Soviética y Cuba”. Enumeró acciones militares durante el gobierno peronista anterior al golpe de Estado y reforzó su argumento con citas de Luis Mattini, ex dirigente del PRT, quien admitió que “nunca pensamos en democracia”, y de Martín Caparrós, cuando escribió que “creíamos muy sinceramente que la lucha armada era la única forma de llegar al poder”. Dedicó el segundo capítulo a la obediencia debida. Aseguró que fue justificada por San Martín y Belgrano, explicó que como subordinado tenía vedado inspeccionar “lo bueno o malo de una orden” y consideró “ridículo” pretender semejante actitud de un militar “durante el fragor del combate y bajo fuego enemigo”. Prefirió no dar ejemplos. En línea con el capitán Adolfo Donda, dijo que “no delinque el militar que cumple órdenes, sino el superior que no se hace responsable de las órdenes que ha dado”. Para justificar el terrorismo de Estado invocó “órdenes verbales” de Perón luego del copamiento del Regimiento de Azul, cuando pidió “aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal”. También citó al diputado peronista Alberto Stecco, que propuso “perseguir a los subversivos y aniquilarlos como ratas”. Aseguró que “las Fuerzas Armadas cumplieron con el mandato constitucional, con leyes y decretos vigentes, en legítima defensa del Estado y la Nación”. Nada dijo sobre la legitimidad del golpe de Estado. Tampoco sobre las normas en las que se fundó el método cristiano de arrojar personas vivas al vacío desde aviones militares. De los casos que le imputan, sólo se refirió al de las Madres y las monjas secuestradas en la iglesia de la Santa Cruz. Puso en duda “la seriedad de los exámenes” que permitieron identificarlas y pidió que se reiteren. Es comprensible: no podrá ser condenado por homicidio por miles de desaparecidos, pero sí por las víctimas que el Equipo Argentino de Antropología Forense inhumó, identificó y entregó a sus seres queridos. Producto del “golpe de Estado” kirchnerista existe una “permanente e ilegal presión” del Poder Ejecutivo sobre el Judicial, sostuvo. Le consta por “editoriales del diario La Nación”. “¿Qué siento de la Justicia argentina?”, preguntó e hizo una pausa cual si fuera a emitir una reflexión profunda. “Que está permanentemente subordinada a las necesidades políticas”, respondió. Sugirió “oscuras manipulaciones”, advirtió sobre “la creciente inseguridad jurídica que azota a la Nación” y no se privó de amenazar al TOF5. Son “una comisión especial de facto”, dijo, y les advirtió que “deberán hacerse cargo de su incalificable accionar cuando vuelvan a imperar las instituciones de la República”. El cierre fue digno de un canalla: “Si realmente quieren saber qué pasó”, advirtió en una sala repleta de padres e hijos de desaparecidos que esperan desde hace treinta años una confesión sobre el destino final de sus seres queridos, “deberían juzgarnos como legalmente corresponde, por nuestros jueces naturales, es decir la justicia militar”.

El Tigre Acosta continúa en las amenazas : “La guerra revolucionaria podría reactivarse”


El marino reveló que en la Armada, tras el retorno a la democracia, consideraban que uno de los grandes problemas había sido “dejar gente viva”. Al igual que Adolfo Donda, se quejó por la actitud de los jefes que no se hicieron cargo de las órdenes.

Por Diego Martínez

El capitán Jorge Acosta, ex jefe de inteligencia de la Unidad de Tareas 3.3.2 de la ESMA, se definió ayer como “un combatiente”. No precisó en qué batallas intervino. Aseguró con voz pausada que “jamás buscó la muerte”, aunque admitió “algunas causadas por mi accionar militar”. No especificó si con fusil o picana. Tampoco el destino de los cuerpos de sus enemigos. Criticó a sus superiores por no haberse responsabilizado de los trabajos sucios encomendados y aseguró que “uno de los grandes problemas” de la conducción naval tras el retorno democrático fue “haber dejado gente viva”. “La guerra revolucionaria terrorista podría reactivarse en tono gramsciano”, alertó, y para conocer “la verdad” aconsejó no leer Página/12, sugerencia que incumplieron los camaradas de la bandeja superior. Luego declaró el capitán Raúl Scheller, quien leyó antiguas declaraciones en las que admitió su actuación como interrogador en la ESMA. El juicio en Comodoro Py continuará hoy a las nueve y media.

Acosta sobreactuó desde el comienzo. Cuando le preguntaron si tenía apodos contó que de niño le decían Gales y se explayó sobre una nota de Miguel Bonasso en Página/12. “Gales no les pinchaba los ojos a los pajaritos. Gales tenía dos palomas a las que quería mucho, un pato y un gato a los que quería mucho. Hoy tengo una perra a la que quiero mucho”, dijo. En referencia a una periodista que se permitió dudar de la capacidad para “amar terriblemente a los chicos” de quien se ufanaba de decidir vidas y muertes, explicó que la expresión se basa en “una concepción cristiana: amar hasta que duela”. Agregó que en la Escuela Naval le decían Chupete (no explicó el motivo) y “no tengo ningún otro apodo”, aseguró, contrariando a los sobrevivientes y a su amigo abogado Mariano Gradín, que al verlo ingresar a la sala durante la audiencia inicial levantó los brazos y con voz de ultratumba gritó: “¡Tigre!”.

–¿Va a prestar declaración? –le preguntó el juez Daniel Obligado.

–Afirmativo.

Acosta admitió su “actividad antiterrorista” entre mediados de 1976 y principios de 1979, y agradeció al tribunal la decisión, rechazada por el fiscal Pablo Ouviña, de no incorporar como pruebas las declaraciones ante jueces militares. Es comprensible: en 1986 se explayó sobre la importancia de obtener información en tiempo record, admitió que los detenidos llegaban vendados y “acostados en el asiento de atrás”, y explicó que “actuamos militarmente matando a quien utilizaba un arma en combate”.

La declaración comenzó con un “absoluto homenaje” a las víctimas de “los desencuentros violentos que tuvimos los argentinos”. Acosta admitió que “algunas” muertes fueron “causadas por mi accionar militar”, pese a que “la Unidad de Tareas 3.3.2 jamás buscó la muerte”. Sin escalas saltó al presente. Dijo que hasta hace tres meses “estaba convencido de que esta guerra había terminado” pero que comenzó a dudar a partir de declaraciones de la diputada Victoria Donda (“la lucha no terminó”), del músico Andrés Calamaro (“los represores de la ESMA tendrían que estar muertos”, dice que dijo) y de la sobreviviente Graciela Daleo, sobre la importancia de que los procesados excarcelados no circulen impunes por las calles.

“¿Qué odio hay todavía? ¿Qué pretenden? ¿Un nuevo enfrentamiento? ¿Serán estos juicios que lo están desatando?”, planteó con humos de filósofo. “La guerra revolucionaria terrorista podría reactivarse, ya no en sentido trotskista, sino en tono gramsciano. Esto es un alerta”, advirtió.

Igual que Astiz el día anterior, historió los años previos al golpe con especial énfasis en la amnistía de 1973. “Terroristas que hoy están en el gobierno como Eduardo Luis Duhalde o el procurador (Esteban) Ri-ghi abrieron las puertas de la cárcel”, liberando a “jóvenes ávidos de venganza, porque no eran profesionales de la guerra”, dijo. Agregó que “se aglutinaron en la patria socialista”, admitió a pie de página sus lecturas dominicales de José Pablo Feinmann y se detuvo en “la patria peronista, que comenzó a sembrar la muerte en la Argentina”. Desatada “la guerra interna, había subrepticiamente cuadros de las fuerzas armadas de uno y otro lado, tal vez más en la patria peronista”, admitió. “Estalló la guerra”, dijo, y para justificar el golpe invocó “la imperiosa necesidad de las Fuerzas Armadas, por haber sido superadas las fuerzas policiales y de seguridad”.

Hizo una pausa y saltó sin escalas a 1983. “Fin de la guerra, restauración de la paz, con muchas víctimas”, resumió en tono de estadista, y retomó a Adolfo Donda para criticar a la conducción que les soltó la mano. Centró la responsabilidad en los vicealmirantes Barry Melbourne Hussey, Argimiro Luis Fernández (jefe del Servicio de Inteligencia Naval) y Adolfo Arduino, su comandante en 1976. “Uno de los grandes problemas” que se planteó la Armada en democracia fue “haber dejado gente viva”, admitió, y negó su colaboración en proyectos de Emilio Eduardo Ma-ssera. “No me quise ir, me retiró la Armada. No tengo aspiraciones políticas, soy un militarcito”, dijo. Renegó porque la justicia militar encubrió a sus superiores y con un organigrama repasó la línea de comando de la que dependía.

“Me niego a aceptar los hechos”, dijo en referencia a los secuestros, torturas y asesinatos que se le imputan en las causas conocidas como Testimonios A y B. Dedicó un párrafo especial a Rodolfo Walsh. “Analicé su desempeño, su capacidad intelectual, su trabajo al servicio del terrorismo, y tengo la certeza de que no quería ser detenido con vida. Esa era su convicción”, afirmó como quien devela un secreto de Estado.

Por último denunció “una persecución política-jurídica desde hace tiempo” y aclaró que no ratificaba sus declaraciones anteriores. “Entre la guerra y la paz, propongo la paz”, dijo. Y “si esta guerra no terminó, yo estaré del lado de la racionalidad y la proporcionalidad”, el mismo término que con citas de Juan Pablo II usó en 1986 para justificar sus crímenes: “La ESMA actuó con proporcionalidad. Actuamos militarmente matando a quien utilizaba un arma en combate”.

A las cuatro de la tarde pasó al frente Scheller. A diferencia de Acosta, lejos de renegar de sus antiguas declaraciones las leyó en voz alta. Comenzó por las de 1985, cuando integraba el Estado Mayor General de la Armada. El juez militar le tiraba nombres sobre la mesa, Scheller decía una y otra vez no conocerlos, hasta que se detenía en algunos, siempre sobrevivientes, “terroristas que pretenden ensuciar a la Armada”, y detallaba antecedentes lejanos e informaciones aportadas en interrogatorios.

–¿Incluían torturas? –preguntaba el juez.

–Negativo, señor.